martes, 22 de marzo de 2011

Intervención de Hamid Beyuki como representante del ECRI el Día Internacional contra el Racismo en Madrid

Abdelhamid Beyuki, representante de España en la ECRI, señala que en nuestro país se han hecho notables esfuerzos por mejorar la situación de los inmigrantes, si bien hay algunos puntos que la ECRI sigue con suma preocupación. Entre ellos, destaca diversas necesidades: un cambio de criterio en la admisión escolar (o, según sus palabras, “la lucha contra la escuela-gueto”), autorizar nuevas mezquitas y cementerios musulmanes, penalizar la negación del Holocausto, perseguir a los grupos neonazis, prohibir los perfiles étnicos en los informes policiales y educar a la población en materia de tolerancia, especialmente a las fuerzas de seguridad del Estado. A nivel particular, Beyuki destaca que hay que mejorar los derechos políticos, promoviendo la participación de los inmigrantes en las elecciones, ya que en su opinión “es un paso primordial para que se produzca la verdadera integración”. Posteriormente ha intervenido el Sr. Domingo Barbolla, profesor de la Universidad de Extremadura y Presidente de la Fundación Centro de Estudios para la Nueva Civilización, no está de acuerdo con el uso del término “integración”. “Cuando hablamos de integración tenemos que tener en cuenta que nos referimos a una jerarquía, que hace referencia a que el que viene de fuera tiene que adaptarse. No hay que integrarse, hay que convivir, y trabajar para que conceptos como éste ni siquiera se planteen, ya que de este modo siempre existirá una parte de la población más desprotegida”. Para Barbolla es fundamental que nos demos cuenta de que no hay diferencias entre razas, culturas o religiones, ya que todos somos simplemente seres humanos: “En 2050 seremos 10.000 millones de personas conviviendo en el planeta. O sobrevivimos entre todos o nos preparamos para ver a cuántos soporta la Tierra”, opina. Intervención de Abdelhamid Beyuki el día 21/03/2011 en el Ayuntamiento de Madrid

martes, 1 de marzo de 2011

El irreversible cambio en Marruecos

La chispa revolucionaria en los países árabes que arrancó en Túnez y Egipto, anuncia sin lugar a dudas el comienzo de una nueva era en el Mediterráneo. Se trata de un momento histórico en que los pueblos del sur están escribiendo un nuevo capitulo de su lucha contra la explotación, la represión y la injusticia. Los levantamientos populares iniciados en Túnez y protagonizados por las generaciones de este siglo comparten elementos comunes y otros diferenciales, aunque son más los elementos comunes que hicieron estallar la chispa tanto en Túnez y Egipto como las que acaban de prender en otros países de esta región.

Los elementos comunes son las propias reivindicaciones de estos movimientos, que entre otras cito las tres principales:

- Reivindicar la libertad y una verdadera democracia basada en la plena soberanía del pueblo como fuente de cualquier legitimidad.

- Denunciar todas las formas de corrupción, juzgar todos aquellos que se demuestre su implicación en manipular y/o apropiar los fondos públicos.

- Revindicar políticas sociales capaces de ofrecer soluciones a la grave situación de pobreza, desempleo, injusticia social, sanidad, y el reparto justo de las riquezas.

Otros elementos comunes entre los levantamientos citados, son los jóvenes que representan el núcleo duro de estos movimientos, el manejo de herramientas modernas como vehiculo de movilización y comunicación con el mundo exterior, la ausencia de un líder nacional y carismático en los movimientos, y por último el recurso de los regímenes, una vez movilizadas las masas en ceder con medidas y reformas improvisadas y generalmente nada creíbles.

Este despertar general y creciente de los ciudadanos ha marcado después del triunfo de la revolución tunecina un antes y un después, ha roto todos los esquemas y ha inaugurado un comportamiento ciudadano hasta hace poco era impensable en el mundo árabe, se trata de la caída del peor muro que conocían estos países, el muro del miedo con que gobierna la mayoría de los regimenes árabes. De repente los ciudadanos árabes pierden el miedo al opresor, y empieza una catarata de expresión , de denuncia de la corrupción, del abuso del poder, de las fortunas de los gobernantes, sus familiares, allegados, y entornos de asesores y amigos..Vencer el miedo en este mundo significa la caída de los templos y sus guardianes que hasta hace poco formaban parte del sagrado.

Las causas comunes de esta ola expansiva de cambio en el sur mediterráneo, no significa la ausencia de ciertos elementos diferenciales que caracterizan cada movimiento. A diferencia de Túnez, Egipto ,Libia o Yemen , Marruecos y Jordania registran un hecho relativamente diferencial, aunque coinciden con los anteriores en reivindicar reformas profundas, una nueva constitución, nuevas reglas de juego, perseguir los corruptos, disolución de los parlamentos etc. pero de momento no cuestionan la legitimidad ni la continuidad del jefe del Estado(El Rey).

Este hecho diferencial demuestra tanto para unos, como para otros, una conciencia colectiva y una habilidad de los movimientos de reservar un margen de maniobra que permita una salida al enfrentamiento, se trata de restar argumentos a los detractores del cambio, y de buscar apoyos desde sectores del propio sistema capaces de abrir camino a una reforma rupturista. Tanto en el caso tunecino como en el egipcio, los manifestantes tomaban el ejército como aliado y confiaban en su apoyo a la revolución a pesar de las conocidas implicaciones de los altos mandos de ambos ejércitos en las corrupciones denunciadas. En cambio en el caso de Jordania o Marruecos, los movimientos de protesta toman a los monarcas como aliados y les exigen el desmantelamiento del sistema. A fecha de hoy, la monarquía marroquí no esta siendo cuestionada su legitimidad internamente, pero también sigue siendo una monarquía ejecutiva y absoluta, y por consiguiente tiene que elegir entre una continuidad condicionada al cambio profundo y el desmantelamiento de todo el sistema, o acabar igual de denunciada y arrastrada por los acontecimientos. De momento, Confío en su capacidad de reacción preventiva para facilitar un cambio profundo en marruecos.

Abdelhamid Beyuki