martes, 1 de marzo de 2011

El irreversible cambio en Marruecos

La chispa revolucionaria en los países árabes que arrancó en Túnez y Egipto, anuncia sin lugar a dudas el comienzo de una nueva era en el Mediterráneo. Se trata de un momento histórico en que los pueblos del sur están escribiendo un nuevo capitulo de su lucha contra la explotación, la represión y la injusticia. Los levantamientos populares iniciados en Túnez y protagonizados por las generaciones de este siglo comparten elementos comunes y otros diferenciales, aunque son más los elementos comunes que hicieron estallar la chispa tanto en Túnez y Egipto como las que acaban de prender en otros países de esta región.

Los elementos comunes son las propias reivindicaciones de estos movimientos, que entre otras cito las tres principales:

- Reivindicar la libertad y una verdadera democracia basada en la plena soberanía del pueblo como fuente de cualquier legitimidad.

- Denunciar todas las formas de corrupción, juzgar todos aquellos que se demuestre su implicación en manipular y/o apropiar los fondos públicos.

- Revindicar políticas sociales capaces de ofrecer soluciones a la grave situación de pobreza, desempleo, injusticia social, sanidad, y el reparto justo de las riquezas.

Otros elementos comunes entre los levantamientos citados, son los jóvenes que representan el núcleo duro de estos movimientos, el manejo de herramientas modernas como vehiculo de movilización y comunicación con el mundo exterior, la ausencia de un líder nacional y carismático en los movimientos, y por último el recurso de los regímenes, una vez movilizadas las masas en ceder con medidas y reformas improvisadas y generalmente nada creíbles.

Este despertar general y creciente de los ciudadanos ha marcado después del triunfo de la revolución tunecina un antes y un después, ha roto todos los esquemas y ha inaugurado un comportamiento ciudadano hasta hace poco era impensable en el mundo árabe, se trata de la caída del peor muro que conocían estos países, el muro del miedo con que gobierna la mayoría de los regimenes árabes. De repente los ciudadanos árabes pierden el miedo al opresor, y empieza una catarata de expresión , de denuncia de la corrupción, del abuso del poder, de las fortunas de los gobernantes, sus familiares, allegados, y entornos de asesores y amigos..Vencer el miedo en este mundo significa la caída de los templos y sus guardianes que hasta hace poco formaban parte del sagrado.

Las causas comunes de esta ola expansiva de cambio en el sur mediterráneo, no significa la ausencia de ciertos elementos diferenciales que caracterizan cada movimiento. A diferencia de Túnez, Egipto ,Libia o Yemen , Marruecos y Jordania registran un hecho relativamente diferencial, aunque coinciden con los anteriores en reivindicar reformas profundas, una nueva constitución, nuevas reglas de juego, perseguir los corruptos, disolución de los parlamentos etc. pero de momento no cuestionan la legitimidad ni la continuidad del jefe del Estado(El Rey).

Este hecho diferencial demuestra tanto para unos, como para otros, una conciencia colectiva y una habilidad de los movimientos de reservar un margen de maniobra que permita una salida al enfrentamiento, se trata de restar argumentos a los detractores del cambio, y de buscar apoyos desde sectores del propio sistema capaces de abrir camino a una reforma rupturista. Tanto en el caso tunecino como en el egipcio, los manifestantes tomaban el ejército como aliado y confiaban en su apoyo a la revolución a pesar de las conocidas implicaciones de los altos mandos de ambos ejércitos en las corrupciones denunciadas. En cambio en el caso de Jordania o Marruecos, los movimientos de protesta toman a los monarcas como aliados y les exigen el desmantelamiento del sistema. A fecha de hoy, la monarquía marroquí no esta siendo cuestionada su legitimidad internamente, pero también sigue siendo una monarquía ejecutiva y absoluta, y por consiguiente tiene que elegir entre una continuidad condicionada al cambio profundo y el desmantelamiento de todo el sistema, o acabar igual de denunciada y arrastrada por los acontecimientos. De momento, Confío en su capacidad de reacción preventiva para facilitar un cambio profundo en marruecos.

Abdelhamid Beyuki

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